Una vez más me encuentro sentado frente al ordenador pensando en cómo planificar el itinerario del viaje. Pero esta vez, la responsabilidad es mayor ya que viajo con más personas. Y la tarea de hacerlo me fue encomendada porque, según ellos, soy el más adecuado para hacerlo. Yo creo que no. Ellos simplemente no quieren trabajar. Allá ellos. Los viajes comienzan antes de comenzar… y ellos se pierden de disfrutar esta etapa.
La cuestión es que cuando viajo solo, planificar el itinerario es más fácil. De hecho, es cada vez más fácil. Sin ir más lejos, estoy frente al ordenador a 30 y algo mil pies de altura. Es que estoy volando a encontrar amigos en Nagyvázsony, Hungría. Y esta vez el viaje no tiene fecha de caducidad. Aún no he comprado el billete de retorno.
Hace algunos años, esta situación tal vez hubiese sido un proveedor inigualable de ansiedad descontrolada. Hoy lo disfruto de una manera única. Viajar con un itinerario abierto es un placer muy interesante que comienzo a valorar más, a medida que me hago más viejo. Sí, todos nos hacemos viejos en algún momento.
Pero esta vez viajamos en grupo. Y como quiero que al planificar el itinerario del viaje todos estén considerados, hice una breve consulta de qué quería hacer cada uno.
Y allí surgió la gran discusión de siempre, que ya he tenido con otros amigos y que esta vez decidí compartir con ustedes. Esto es, cuántas ciudades visitar en el tiempo disponible.
Cuántas ciudades visitar, el gran dilema al planificar el viaje.
En general, las personas buscan hacer la mayor cantidad de ciudades posibles. Situación más notoria, cuando el viaje se realiza entre continentes. Por ejemplo, europeos que quieren visitar América del Sur o Asia, o viceversa. Viajes que por costos y tiempos no siempre son tan fáciles de realizar. Sueños que cumplen un debido proceso para volverse realidad.
En este escenario, la alegría y ansiedad de conocer lo que tanto tiempo se esperó por visitar, o incluso la sensación de libertad que nos proporciona el tan deseado viaje, hace que muchas veces nos marquemos objetivos que -en realidad- son desafíos dignos de una maratón.
Por ejemplo, en un viaje de 20 días se pretende visitar 5 o 6 ciudades. Esto es, a razón de aproximadamente 3-4 días por ciudad visitada, si el cálculo fuera lineal. Si lo fuera, sería un plan magnífico. Pero… Sí, en esto de viajar y planificar los itinerarios de viaje hay muchos “peros”.
Aquellos 3 o 4 días por ciudad terminan siendo 2 o 3, en el mejor de los casos. Es que debemos tener en cuenta tiempos de traslados, horarios de check-in y de check-out, servicios y transportes disponibles en la ciudad visitada, horarios de salida y llegada, entre otras tantas cuestiones que acaban por afectar el itinerario todo.
La regla de oro para planificar el itinerario del viaje: menos es más.
La regla de oro y el mejor consejo o sugerencia que puedo hacer para quienes quieren saber cómo planificar el itinerario del viaje es intentar evitar y dejar de lado la ansiedad y la ilusión de conocer muchos lugares. Cuando viajamos, queremos ir a la mayor cantidad de sitios posibles. Pero eso no es posible.
A veces, en el afán de querer conocer más, terminamos conociendo menos. Hace algún tiempo, hice un viaje de 2 meses por los Balcanes. Fue uno de los mejores viajes de mi vida. Sin embargo, aprendí mucho de algunos de esos momentos.
La idea principal de ese viaje era hacer todos los Balcanes. Entonces, decidimos visitar todas las ciudades que fueran posible en virtud del tiempo y dinero con el que contábamos. Allá fuimos y planificamos el itinerario de viaje. Todo parecía perfecto, pero…
Hubo algunos momentos en ese viaje que estuvimos corriendo de un sitio a otro. Ciudades que visitamos que las conocimos, pero no de la manera que nos hubiese gustado. Y días que estábamos más preocupados en no alejarnos de la estación de buses o de trenes que de disfrutar la aventura de perdernos en una ciudad desconocida.
Al poco tiempo, pude volver a algunas de esas ciudades y me di cuenta que me había perdido de todo, que no había conocido la ciudad en la que sí había estado pero nunca visitado.
Por eso, mi recomendación para un viaje de 20 días es visitar 3 ciudades, máximo 4. Porque no se trata de estar en una ciudad para marcarlo en una lista de pendientes, sino de visitarla de verdad.
Evidentemente, todo tiene excepciones y éstas tienen que ver con qué ciudades se piensan visitar, oferta cultural y turística en general y, sobre todo, duración de los traslados entre ciudades y horarios de salida y llegada.
Hay ciudades o localidades que una tarde es suficiente para conocerla toda e irse habiendo captado al menos una parte de su personalidad. Pero a nadie se le ocurriría aplicar esto a ciudades como Nueva York, Buenos Aires, Londres, Tokio, Paris o Roma.
Supongamos que tenemos 6 días para visitar 2 ciudades. Lo primero que debemos comprender es que los días disponibles no son exactamente 3 para cada ciudad. Esto, porque los viajes implican necesariamente una pérdida de tiempo. Hay que llegar con tiempo a la estación de buses, trenes, puerto o aeropuerto, luego el tiempo de duración del propio viaje, la llegada, etc.
Una vez en la ciudad, debemos encontrar el sitio que reservamos para quedarnos, y para eso, debemos entender el sistema de transporte, aprender a leer el mapa de la ciudad, comprender el funcionamiento de la ciudad, etc.
Por eso siempre digo que -en muchas oportunidades- el primer día, y por veces el último, no se puede contar como día de visita a la ciudad. Por lo tanto, el tiempo que nos queda realmente disponible para visitar ese sitio durante el primer y el último día suele reducirse a solamente un par de horas.
Mi receta para planificar el viaje de la mejor manera
Una receta que me funciona de maravillas al planificar el itinerario del viaje es 1) averiguar cuantos días son necesarios en un determinado destino, como mínimo. 2) Reservó esa cantidad de días para ese destino, pero aquí el secreto: los días son enteros.
Por lo tanto, siempre que fuera posible, imaginando que la ciudad que quiero visitar se conoce en un mínimo de 4 días, procuro dedicarle entonces 5 o 6 días calendario a esa ciudad.
Luego, al planificar los traslados, busco elegir el transporte más adecuado para el itinerario. Entonces, busco que los viajes sean tarde a la noche o muy temprano por la mañana. Si tengo estas dos opciones, prefiero temprano por la mañana.
Luego, elijo viajar en avión cuando las distancias lo ameritan. A veces, viajar en buses o trenes es lo ideal porque si bien el tiempo de viaje puede que sea un poco menor, las horas de aeropuerto, traslados desde aeropuerto a la ciudad, etc, terminan generando que el tiempo final necesario para trasladarse de la ciudad A a la ciudad B sean mayores que el del tren o bus. Los trenes y buses generalmente salen del centro de la ciudad y llegan al centro de la ciudad, y solo debemos llegar 5 o 10 minutos antes de la partida.
Pero cada persona es un mundo, y en cada mundo hay situaciones diferentes. Lo que acabo de intentar transmitir hoy es -simplemente- la receta que me ha funcionado para planificar el itinerario. Aunque, debo decir, siempre estoy buscando ideas para mejorarla o cambiarla a una mejor.